Free counter and web stats        
CUENTOS

| Home | Poemas de Amor | Poemas de niños | Poemas de vida | Poemas judiciales | Poemas de muerte |Colaboraciones| Cuentos|

 

Corazón de bicicleta

Así como me ven, como olvidada, media cachuza, un trasto viejo, tuve tiempos de gloria sin par.
Soy hija de una fábrica de bicicletas italianas. Bicis de carrera de alta competición, para elegidos. Preparadas para conseguir altas velocidades, recorrer las distancias en el menor tiempo posible ya fuese en larguísimas rectas, con pleno horizonte a la vista o en complicadas y serpenteantes subidas. Frenos de primera para superar evitar colisiones o despistes y para suavizar la bajada más empinada.
Fui protagonista de todos los tours importantes. Siempre primera, siempre vencedora.
Copas, laureles y premios de todo tipo jalonaron mi trayectoria. Varios años, muchas temporadas, hasta que el progreso, las bicis cada vez más livianas, aleaciones y materiales sofisticados sumados a mi natural decadencia a causa del tiempo me fueron postergando paulatinamente hasta terminar en este viejo negocio de compra y venta de bicicletas usadas.
Hasta hace poco me preocupaba mi destino, mi futuro. Soñaba que algún especialista, esos meticulosos y detallistas, que saben apreciar lo bueno me adquiriera y así tendría una oportunidad para volver plenamente a la actividad.
Ya perdí la ilusión. He pasado de moda, no tengo el estilo, la prestancia ni la agilidad de las bicis nuevas. Como dije soy un trasto viejo iré al desguace, me venderán por piezas y a otra cosa.
Ya me resigné, todo tiene un fin y ese será el mío. Además para que me van a querer, ya no estoy para correr ninguna competencia aunque sea menor, tampoco soy atractiva para pasear, fui perdiendo mi natural velocidad, el asiento es extremadamente duro, el manubrio inadecuado y la ruedas vulnerables no me hacen apta pedalear nada más que por el placer de hacerlo. Estoy jubilada y tengo los días contados.
Hoy me colocaron un cartel de oferta pero nadie se interesó por mí. La gente lleva bicicletas nuevas aunque sean pesadas y lentas, no saben apreciar mis bondades mi trayectoria, mis triunfos, mi agilidad.
Por suerte están por cerrar el boliche. Al menos dentro del galpón estoy más cómoda.
Bajando la cortina del comercio, un chiquilín de brillantes ojos negros, agitados se dirige al dueño a los gritos
-Espere Señor, espere
-Si pibe, ¿qué querés?
-Señor quisiera comprar esa bici de carrera que siempre esta apoyada sobre la pared del frente del negocio, y que hoy tenía un cartel de oferta.
-Ah, esa, es una bicicleta muy buena. Me parece que no te va a alcanzar el dinero para comprarla.
-Si me va a alcanzar ¿cuánto cuesta?
-50 pesos
-Tiene razón, no me alcanza. Le ofrezco 28,50 pesos. Es todo lo que pude ahorrar
-No pibe, así no me queda ninguna diferencia.
-Pero si hace mucho que la tiene en venta y nadie ha venido por ella.
-¿Y para que la querrías? Es demasiado grande para vos. Tendrías que arreglarla.
-No importa, yo la arreglo. La necesito para vender los diarios. Con ella al trabajar más rápido podría aumentar mi clientela.
El vendedor se quedó pensando un momento y dijo
-Trato hecho, es tuya por 28,50 pesos
La sonrisa blanca y amplia del mocoso y el gesto de satisfacción del vendedor demostraban que se había hecho un buen negocio.
La vieja bici de carrera salió del galpón y paso a las manos de Mario, el precoz diariero del barrio. Con agilidad que sorprendió al vendedor el mocoso se montó sobre el asiento, sus manos firmes en el manubrio y velozmente Mario y la bici fueron en busca de un destino común.
Mario la llevó a su casa y en un par de días la bicicleta se vía reluciente, una joya, podríamos decir que se vía feliz, su porte, su aspecto rejuvenecieron ostensiblemente el mocoso la llamo Juana y cada mañana bien temprano salían a repartir los diarios por las casas del barrio, cada jornada era un par de clientes más, cada vez más lejos, cada vez más amigos. Dos compinches.
La felicidad de Juana no tenía límites; amaba a ese mocoso emprendedor y atrevido.
Una intensa tibieza llegó para quedarse en su corazón de bicicleta.

Ningo
 

Deja tu opinión sobre este cuento haciendo clic en el siguiente logo (comentarios sujetos a moderación).

 

Free counter and web stats