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Poemas y poesías de
amor, la vida, la muerte
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Leyenda del lobo marino Había una vez una muchacha joven que se alejó de su casa en Wujyasima y se encaminó sola hacia la meseta, donde se puso a jugar, corriendo tras las olas en reseca y retrocediendo ante los rompientes. Un viejo lobo marino enamorado la observaba sin ser visto, y cuando una ola grande la volteó, se encontró ella con el animal a su lado. Como todas las mujeres yaganes, la muchacha era una gran nadadora, y por lo tanto intentó escapar. Pero manteniéndose entre ella y la playa y obligándola a alejarse cada vez mas de la costa, el lobo marino consiguió por fin extenuarla y ella se vio obligada entonces a apoyarse en el pescuezo del animal. Ahora que su vida dependía de él, la muchacha empezó a sentir simpatía por su extraña escolta. Nadaron juntos durante muchas millas hasta que llegaron a una gran roca donde había una caverna. La mujer sabia que no podría volver jamas a su casa por sus propios medios, así que decidió aceptar lo inevitable y convivió con el lobo marino en la caverna. Éste le traía peces en abundancia, y como no había fuego, ella se los comía crudos. Después de un tiempo tuvieron un hijo. Parecía un ser humano, pero estaba cubierto de pelos, como las focas. El niño creció rápidamente, y era un buen compañero para su madre, especialmente después que aprendió a hablar, cosa que nunca consiguió el viejo lobo marino. Sin embargo, era tan bueno y amable que la mujer había llegado a quererlo mucho. ![]()
No obstante, ella deseaba con toda su alma ver una vez mas su tierra y su gente. Se las arregló para que él entendiera su deseo, y un buen día los tres partieron para Wujyasima. A veces la madre y el hijo nadaban al lado de su protector, otras, él los empujaba por el agua a gran velocidad y a ratos iban montados sobre su lomo.
Por fin, llegaron a la meseta de ripio. El lobo marino se arrastró fuera del agua y se echó a descansar bajo los templados rayos del sol, en tanto que la madre, con su extraño hijito de la mano se encaminó a Wujyasima. En el pueblo se encontró con algunos parientes, que desde hacia mucho la daban por muerta. Grande fué su sorpresa cuando la mujer les contó su historia y el absurdo pequeñuelo les interesó sobremanera. |
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Domingo, 1 de julio de 2007 |
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