Leyenda del duraznero
Cuentan que un niño goloso, había sembrado el
fruto de un árbol que era la primera vez que floreaba.
El niño estaba encantado con el sabor de ese fruto, se lo comió todo y se le
ocurrió una idea: si plantaba un hueso pensó que tal vez daría un árbol de
ese fruto. Pasó el tiempo, y el árbol siguió creciendo; el niño fue pensando
cómo se llamaría, y como se acordó que el fruto le duró un buen rato, pues
no se lo podía comer rápido porque tenía un hueso muy duro, y como le duraba
tanto le llamaría durazno*.
Conforme fue pasando el tiempo, el durazno fue creciendo hasta que por fin
dio fruto el árbol. Le dio a toda la gente del pueblo para que lo conocieran
las personas, que también guardaron el hueso. Entonces, así fue como se
conoció el fruto del durazno. Al pasar de los años, todo el mundo conoció el
fruto.
Unos años después, el niño murió. Su mayor anhelo fue que lo enterraran bajo
la sombra de un durazno del huerto de su casa, por eso hay personas que
dicen que el espíritu del niño vive en cada árbol de durazno
Nombre de la escuela: Esc. Sec. Técnica No. 46
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